En la escena final de la Hollywoodense película Valkiria (con Tom Cruise como el principal protagonista); cuando son atrapados los que conspiraban contra Adolfo Hitler; el ex Jefe del Estado Mayor Alemán, General Ludwing Beck, solicita un arma para darse un tiro en la sien y antes de jalar el gatillo, lanza esta poética frase: “Sueño con tiempos mejores”.
Pues bien, nuestro Ejército se suicida asimismo soñando en las viejas gestas heroicas, desde las Invasiones Inglesas hasta Malvinas; al permitir entre sus filas el primer casamiento homosexual de dos oficiales de alto rango. Seguramente el Coronel Seineldin, a quien Dios nuestro Señor lo tenga a su diestra, estaría aliviado por haber partido antes de ver como su entrañable Ejercito Argentino se ve corroído por el progresismo gramsciano y la inmoralidad, lamentablemente aceptada por el chupamedismo de la actual jerarquía castrense.
Por supuesto que no hay que envolver a todos en esta observación, porque de seguro hay quienes aun añoran por recuperar la dignidad de una Institución más vieja que la propia Patria Argentina; pero la realidad es que estos hoy no tienen ninguna incidencia dentro de la Fuerza.
Ahora, quienes mandan han decidido ser más compatibles con las directivas del Nuevo Orden Mundial, donde la discriminación es inaceptable, por lo que permitir el matrimonio homosexual o lésbico entre las filas del Ejército es un signo más de que las virtudes y los valores ya no son cualidades necesarias para defender a la Patria. El soldado ya no es más el paradigma del guerrero cristiano o de la “masculinidad avasallante” pues hay también “maricones” que pelean.
Por supuesto que permitir el “Matrimonio Homosexual”, es una aberración anticristiana para quienes han sido formados en la Fé de Cristo, porque aquel que desea servir a la Patria, antes que nada comprende que sirve primero a Dios; y que es éste quien le encomienda defender -e inclusive a dar su propia vida si es necesario-, a quienes son su prójimo, todo por amor a Cristo.
Ahora bien, la homosexualidad es una rebeldía contra Dios y contra el Orden Natural, en consecuencia un soldado homosexual es inaceptable en las filas, porque no responde a la obediencia debida de la autoridad del Señor Jesucristo. La principal arma del soldado, no se equivoque, es la Biblia y no el fusil. Por la sencilla razón que Dios es el que da la victoria.
El progresismo en la filas del Ejercito, esta dando ya sus últimos pasos para eliminar todo vestigio de formación cristiana en los soldados, para que estos en vez de gritar “Dios y Patria…o Muerte”, digan: “Libertad, Igualdad y Fraternidad…o Muerte”.
Enrique F. Marañón (h)
1 comentario:
EXCELENTE EL ANÁLISIS DEL CAMARADA ENRIQUE F. MARAÑÓN.
MIS SALUDOS DESDE MENDOZA.
Daniel Omar González Céspedes
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