Dentro de la estructura del Nuevo Orden Mundial, impuesta por las Transnacionales y los Países Desarrollados adictos al “Imperio del Dinero”, el Liberalismo constituye la principal arista en el balance de poder internacional. Sin entrar ha hacer un análisis demasiado extenso sobre el tema, podemos sintetizar lo que representa el Liberalismo hoy, como el autentico Eje del Mal, en el cual va montado una abominable estructura o “Régimen de Poder” tanto político, económico como militar, que viene consumando interrumpidamente durante casi tres siglos, el “orden natural” que el hombre debiera respetar para garantizar su desarrollo como creatura de Dios, hecho a su imagen y semejanza. Con el Liberalismo, se rompe esa relación creador-creación, para transformarse ya en una autodeterminación casi herética tanto en el plano filosófico como teológico.
El hombre liberal quiere superar al creador, lo confronta, lo desafía e intenta reemplazarlo con nuevas deidades como el dinero, el prestigio, el poder, etc... Todo en contranatura, no existen los límites ni éticos, ni morales, menos religiosos. El Liberalismo implica la emancipación al Plan de Dios.
La exaltación de la libertad humana, la eliminación de las barreras para dar iniciativa al libre albedrío, no es más que el pecado mismo de desobediencia a la autoridad de Dios.
Carlos A. Sacheri, en su libro “El Orden Natural”, define claramente las consecuencias de la Doctrina Liberal, que la podemos sintetizar en tres planos:
1- Desde lo Filosófico: la filosofía liberal considera que el hombre es naturalmente bueno y justo, poseedor de una libertad absoluta, que no reconoce límite alguno. Roussseau lo definiría como el “buen salvaje”, independiente, soberano, incapaz de malicia alguna. Su autodeterminación le permitirá lograr el progreso indefinido y necesario. No puede estar sujeto, a regulación ética alguna, que no provenga de su autodeterminación.
2- Desde lo Económico: la economía liberal se centraliza en la iniciativa y el interés individual. Adam Smith se refiere al “sano egoísmo individual”, donde existe una armonía en entre la oferta y la demanda; es decir una perfecta armonía de intereses particulares, que ni siquiera el Estado mismo debía entorpecerlo. El fin de lucro toma un rol fundamental en la búsqueda de ese equilibrio. La ganancia por la ganancia misma, asume un rol importante en las relaciones humanas de tal manera que pronto existiría una nueva clase social: la burguesía comercial. El afán de lucro y el capitalismo liberal acarreará las consecuencias lógicas de poner al hombre por debajo del modelo económico liberal: desplazamiento de población rural a las grandes ciudades, cinturones de pobreza, asimilación del trabajo humano como “mercancía”, con la lógica pérdida de la divinidad humana que ello implica.
3- Desde lo Político: la política liberal exalta la libertad individual. Es una libertad absoluta, por lo que es atentatoria contra ella toda institución que promulgue la finalidad social de esa libertad. Por ejemplo: el derecho al aborto es absoluto, por lo que todo lo que sea de mi cuerpo lo decido yo y no lo que disponga una institución (léase la Iglesia Católica). El derecho a la vida, es un derecho natural que persigue un fin social; es decir el derecho a nacer, a integrar una familia naturalmente constituida, a ser parte integrante de una sociedad en el cual uno se pueda desarrollar plenamente.
Para los liberales, el Estado por naturaleza es “dictatorial”, por lo que tan solo debe cumplir funciones de mero custodio de esa libertad individual y absoluta; procurando defender la propiedad de cada individuo, también carente de una función social.
Con la Doctrina Liberal, nace el laicismo, la separación entre Estado e Iglesia, entre el Derecho Positivo y el Derecho Natural. Lo “moral” queda relegado a un mero plano “subjetivo”, por lo que para uno concibe como recto o justo, no tiene por que ser admitido por los demás.
CONCLUSIONES
El Liberalismo nace como una consecuencia lógica de poner al hombre común en un plano superior al que poseía en los albores de la Edad Medieval. De súbdito, pasa a ser ciudadano; de artesano, pasa a ser Burgués o Industrial; de vasallo, pasa a ser dirigente, gobernador o presidente; en resumidas cuentas, es un proceso que llevó a una profunda transformación humana que carente de toda guía o conducción más que nada religiosa, está generando un espacio cada más soberano o independiente entre Dios y el hombre.
Lo que en la Edad Media, Dios era el centro de todo, la Edad Moderna invierte la carga y pone al Hombre cada vez más cerca del centro de todo. Dios, con su infinita misericordia nos da la libertad para que actuemos en consonancia con sus designios. El problema es que el hombre, no es un animal de carga común que obedece. La razón, fuente de nuestro desarrollo cultural, ha puesto al propio ser humano en actitud desafiante ante el Todopoderoso.
En la actualidad vemos como el Liberalismo, por obra y gracia de la razón, nos plantea pautas de conducta hasta desafiantes para Dios: el manipuleo de la genética, el uso de la ciencia para fertilizar óvulos in vitro, la especulación hasta cinematográfica de la llegada de Dios en la tierra a través de su hijo Jesucristo, el deseo de morir voluntariamente con la eutanasia asistida o el negar la vida a un ser humano con el aborto; el deseo de elegir mi propio sexo con la homosexualidad y transexualidad; el manipuleo del orden natural de la familia con la introducción del matrimonio gay; la pornografía como principal “industria del entretenimiento para adultos”, la mujer como objeto de deseo en pautas publicitarias y filmes, la reversión de la autoridad entre jóvenes y adultos, entre estudiantes y profesores; la revoluciones sociales contra la Iglesia; la globalización destructiva del Estado-Nación, la desaparición paulatina del Estado, las culturas, las sanas costumbres, los valores éticos y morales; todo ello son las huellas que este Eje del Mal esta dejando por doquier.
Enrique F. Marañón
camaradamaragnon@hotmail.com
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