¡¡JUAN JOSE BIMA, soldado de la Causa Nacional... PRESENTE!!
CAMINO DE LAS NUBES, UN NACIONALISTA VA
El pasado 1° de Octubre uno de los puntales del nacionalismo en Santiago del Estero partió a montar la guardia de los luceros. Dolorosa y grande perdida para los que quedamos.
Nuestro querido camarada Juan José Bima provenía de esa minúscula porción sana de lo que fuera el peronismo.
Y por que sano, sanísimo era el, se alejó de aquellos a los que catalogaba de bolcheviques, infiltrados y delincuentes.
Cuando lo conocimos, a principios de los noventa, no cesaba de comentarnos toda la bronca que se tuvo que tragar durante esos años en los que desde la soledad veía el rumbo que tomaba la Patria.
Estaba en la búsqueda de alguna organización en la que pudiera concretar sus deseos de militar orgánicamente al servicio de la “Causa Nacional”, como a él le gustaba decir.
Muchísimas veces nos contó como en sus esporádicos viajes a Bs. As. había podido conocer algunas publicaciones que editaban grupos nacionalistas existentes por entonces, (Informaciones sobre Masonería, de Maguire; los folletos de editorial Milicia, de Rivaneras Carles, el periódico Alerta Nacional) con ellos formó su criterio, y aunque no llegó a militar en ninguna de aquellas agrupaciones siempre las miro con simpatía y expectativa.
Es que el camarada Bima tenía muchas esperanzas en un resurgimiento del nacionalismo. Por eso, a pesar de que cada frustración o defección le dolía en el alma, siempre fue optimista.
Podría decirse de él que era un poco ingenuo, producto ello de su natural bondad. Pero no comía vidrio, tenia olfato. Cuando algo pintaba irremediablemente mal se alejaba sin decir nada, sin agraviar a nadie. Jamás se lo escucho hablar mal de un camarada.
Como a todo nacionalista le gustaba discutir con énfasis y acaloradamente pero jamás agredió a nadie, ni provoco divisiones pueriles, ni guardo rencor alguno.
En el año 92 fue candidato a diputado por el Modin; en el 93, candidato a Convencional Constituyente, y en el 94 a vice-Gobernador.
El pacto Rico-Duhalde lo desilusiono tremendamente, pero no abandono la militancia, busco nuevos instrumentos para seguir la lucha.
Pasó fugazmente, como no podía ser de otra manera, por el Partido Nacionalista Constitucional.
Formó parte del Instituto Arturo Jauretche, de notable labor en esta provincia.
Su admiración por el cnel. Seineldin lo llevo a integrarse al Mineii, ya cuando dicha organización agonizaba.
Siendo su profesión la de un humilde “canillita”, se dedicó a la actividad sindical, llegando a ser designado Secretario General del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas. Dicho cargo no fue obstáculo para su militancia nacionalista, es mas desde allí apoyó todas las actividades que el nacionalismo en Santiago del Estero emprendió.
Juan José Bima no solo fue un ejemplo de militante abnegado y perseverante sino que también fue un modelo de sindicalista.
Durante todo el tiempo en que se desempeño como Secretario general del Sindicato, continuo trabajando como lo hacia desde los 14 años, repartiendo diarios en su bicicleta desde las primeras horas de la madrugada cualesquiera fueran las inclemencias climáticas. Nunca hizo uso de privilegios ni acrecentó en un céntimo su patrimonio valiéndose del cargo.
El nacionalismo podía enorgullecerse de este humilde trabajador que estaba entre los mejores de sus filas.
En el año 2006, José renovó sus esperanzas de primera hora sumándose alegremente a una nueva estructura, el partido Fuerza Patriótica, organización por la que fue candidato a concejal.
En realidad las candidaturas y los cargos no le interesaban, los tomaba como un acto de servicio, solo le interesaba la vigencia del ideario, por ello alentaba constantemente a las nuevas generaciones de militantes a no bajar los brazos.
En esta breve y pobre crónica de su militancia podemos intuir sus virtudes. Pero digámoslas explícitamente.
José Bima fue un gran patriota, un cristiano fiel, un excelente amigo, un hombre honradísimo, un buen padre y esposo. Su corazón era noble y generoso, siempre dispuesto para la limosna frecuente (esa que borra multitud de pecados) y para el aporte solidario. Nunca le deseo el mal a nadie, al contrario procuro hacer el bien. En su alma no había maldad alguna.
Por eso al entrar al Reino de los Cielos, seguramente con esa “camisa negra” que tan orgullosamente solía vestir, el Buen Dios al ver su simpática y campechana estampa le habrá dicho: “Bienaventurados los de corazón limpio, pues ellos verán a Dios”.
Descansa en paz querido amigo y camarada José, tus hermanos en el buen combate no te olvidaran.
Edgardo Atilio Moreno
Edgardo Atilio Moreno
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