Por: Guillermo Rojas
Esperé varios días para analizar las consecuencias de la gran movilización de gente realizada contra el kirchnerismo, en base a los llamados de las redes sociales de Internet, más que nada para observar las diversas reacciones que se produjeran en el escenario político nacional.
Ocurrió lo que ya se perfilaba. El gobierno la observó y la criticó con esa mezcla desdeñosa de resentimiento social y soberbia a la que nos tiene acostumbrados, pero no se le dio por iniciar una contramanifestación. Hábilmente se dio cuenta que estas marchas no son en si, para ellos peligrosas, por la misma razón que, segun nuestra opinión, son una vía muerta si se pretende que el gobierno cambie de tesitura o que caiga o lo que sería ilusorio que el Sistema colapse.
La oposición partidocrática, totalmente desorientada o cómplice del kirchnerismo se limitó a mirar y evaluar cómo sacar partido del suceso, lo cual es sumamente difícil que lo logre dados los niveles de desorganización y descrédito que lleva sobre sus espaldas, ganado a fuerza de ausencia de eventuales propuestas viables de alternativa a este estado de cosas.
Estas manifestaciones de descontento popular tienen ingredientes suficientes para ser por ahora, nada más que una catarsis dentro del Sistema que solamente lo descomprime temporariamente. El mismo Régimen las gobierna por los medios tecnológicos y periodísticos que le son propios, lo que las hace completamente inocuas para él mismo. Aunque suelen ser vehículos eventuales, cuando se dan las condiciones necesarias, de cambio dentro del Sistema. Le lavan la cara como antes hacían los golpes militares. Cambio para que todo siga igual.
Podríamos decir también que este tipo de manifestaciones son similares a las que se produjeran en el 2001 aquí, cuyas consecuencias en términos de verdadera liberación del yugo que atenaza a la Patria, fueran absolutamente nulas por iguales defectos. Similares también a las que se verificaran en los países árabes hace muy poco con suerte diversa; se caracterizan por lo siguiente:
1.- Carecen de una conducción política unificada que las haga ver ante la población como algo organizado y con un objetivo predeterminado sea este cual fuere. Quienes convocan son desconocidos. Las consignas las impone y difunde cualquiera.
2.- Dichas consignas de movilización son las más disimiles, lo que las hace anárquicas en su finalidad. Eran cientos las consignas (algunas atitéticas en si) que se barajaban: desde la caída lisa y llana del gobierno a la defensa de la constitución y el estado de derecho, hasta la liberación del dólar pasando por el freno a la delincuencia, el auge de la droga, el aborto y cualquier otra que anduviera dando vueltas por allí.
3.- Como entidad política carecen de un proyecto unificador a largo plazo o un proyecto ideológico-político y de un puntual proyecto programático que las unifique en un conjunto de consignas concordantes y coherentes.
4.- Aquellos que concurren son una Babel política. Va gente para la cual el gobierno, o sea el enemigo que está en frente, es fascista y otra gente para el cual el kirchnerismo es comunista. A pesar que en el imaginario colectivo de lo políticamente correcto son la misma cosa, la realidad nos dice que no es así. Vaya esto solamente como un ejemplo de la confusión reinante.
5.- Por lo demás las consignas mencionadas son propias del Sistema. Pretenden el “mejoramiento”, una “mayor calidad institucional” del mismo “más seguridad”, “mayor liberad económica” etc. Muchos de esos pedidos curiosamente son de imposible cumplimiento dentro del Régimen.
6.- El componente burgués (en el sentido que lo entendemos nosotros) mayoritario de estas movilizaciones las hace chirles, sin una gota de mística patriótica, las hace impermeable al planteo radical de acabar con el Régimen.
Por ello es dable sospechar que, usando términos de la calle, “no va a pasar nada” políticamente hablando, salvo que se subsanaran los defectos mencionados, algo prácticamente imposible por lo ya reseñado, o que alguien pusiera el ingrediente del muerto necesario, con lo cual la cosa cambiaría cualitativamente y el gobierno se encontraría en un aprieto luchando por subsistir en un ambiente de caos y reclamo enfurecido. En tanto ello no ocurra Cristina y el Sistema fuman.
Tomado de: http://redpatrioticargentina.blogspot.com.ar/
jueves, 20 de septiembre de 2012
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