miércoles, 16 de enero de 2013

¿QUE QUEREMOS LOS NACIONALISTAS?

Debemos refrescar la memoria, mucha gente no quiere ni escuchar hablar sobre esto, prefieren mantenerse con una etiqueta mas que hablar sobre el contenido del frasco, prefieren el nombre de fantasía más que la realidad del producto. Pero lo nuestro, como ya lo hemos dicho mil veces es la definición, lo concreto, lo real. No nos gusta la nebulosa, preferimos la lógica aristotélica al humo intelectual de la modernidad.
A riesgo de ser reiterantes volvemos sobre el tema, hablando nuevamente de nuestro programa político ideológico, especialmente para aquellos que no lo conocen y para que nadie se confunda y crea que el nacionalismo tiene un enfoque que lo hace imposible o que lo ata a ideas irreales, que se pueden haber dado en otro tiempo y lugar pero que hoy son impracticables. Si bien el nacionalismo desde lo filosófico tiene un innegable espíritu universal, su aplicación su concreción político ideológica y programática tiene en cada país y tiempo sus propias particularidades. Esto para aquellos que se encuentran hipnotizados por concreciones nacionalistas en países que están muy lejos de parecerse si quiera minimamente a la Argentina y a muchos años de distancia temporal.

La política y lo social 

Lo nuestro, nuestra tarea- aquí y ahora- es terminar con este Sistema, cuyas lacras no es necesario ni mencionar pues las tenemos a la vista todos los días y las reseñamos desde hace años en estas páginas. No queremos adecentar esto, pasarle el plumero, queremos que desaparezca para que Argentina pueda sobrevivir como entidad soberana.
No nos interesan las propuestas del Sistema de Dominación no queremos ni Duhalde, ni Macri, ni Solanas, ni ninguna opción por el estilo que sea hija del mismo y que aspire a continuarlo por los mismos o diferentes medios que el kirchnerismo y con idénticos fines.
En pocas palabras no queremos más democracia de masas, capitalismo y cultura marxista o progresismo. Los tres elementos que forman el Sistema de Dominación a nivel local y mundial y con lo que se está disolviendo a la Argentina
Por eso no hay en nuestra lucha contra el Marxismo y contra el Capitalismo (elementos confortantes de ese Régimen) ninguna diferencia esencial, pues el liberalismo (y materialismo) existente en ambos, son nuestros enemigos por igual. a lo cual agregaría que nosotros predicamos el Nacionalismo conforme a su esencia, como el enemigo tanto de la burguesía capitalista como del marxismo internacional en cualquiera de sus versiones y vemos la tarea de superar a ambos especialmente dándole el sentido correctamente social, a pesar del hecho de que ese sentido social, para el imaginario colectivo actual, esta unido a las falsas enseñanzas del materialismo y del internacionalismo bolchevique o al capitalismo con rostro humano que plantea la temática progresista de la inclusión social., inclusión lógicamente en el Sistema
Hay también, un cierto prurito burgués liberal en algunos propios, al referirse a lo social creyéndolo como algo propio de la zurda, o del populismo cuando no es así. Capitalismo y marxismo se encuentran insertos en el esquema de dominación actual, con tacita división de tareas, con una comunidad de valores que siempre han tenido, y una sola finalidad, la dominación a escala mundial. El logro acabado de la globalidad. Lo social les importa poco y nada, para la globalidad el hombre de carne y hueso solo cuenta como mano de obra y peón del mercado y eso siempre y cuando no pueda ser suplantado por una maquina. Por lo tanto al plantear la opción social del nacionalismo, planteamos lo contrario a la idea del hombre de la globalidad. El hombre para el Nacionalismo es un ser trascendente y religado a Dios y al prójimo, es el trabajador, pero es también el patriota, el padre de familia, el hijo, el amigo, el militante el camarada. Por eso no somos adversarios del Sistema sino enemigos declarados. Ese sistema ve al hombre como mero sujeto que produce y consume y como potencial votante o como objeto de su propaganda política, cultural y mercantil demenciales. Todo orientado al más crudo materialismo y a la disolución de la Patria.
Planteadas así las cosas, nuestro universo es el de la resistencia. Pero la resistencia no es nada si mientras se lucha no se elabora una opción nueva y contraria a lo que se resiste. Para tener éxito habrá que comunicarla, difundirla, predicarla, darla a conocer al pueblo. Por que es bueno recordarlo, que sin el pueblo hacer política es imposible y hasta absurdo, siendo que justamente aspiramos al bien común de nuestra gente. Por eso desde el vamos debemos decir que queremos y que aspiramos a establecer en reemplazo de este sistema opresivo actualmente en vigencia.

Economía y organicidad social. 

Aspiramos a un nuevo tipo de representación popular que nada tiene que ver con los partidos políticos del Régimen ni con el sistema de la democracia de masas. El Nacionalismo con un amplio sentido, da campo a la libertad individual de las fuerzas que el sistema liberal oprime, para que aquellas puedan desarrollarse armoniosamente en el sentido adecuado para los objetivos de la Argentina. Somos partidarios de crear un sistema vivo de representación sindical y corporativa, con responsabilidad personal de los dirigentes en vez del antinatural parlamentarismo partidocratico en el que nadie tiene responsabilidades de nada y se cede a una masa anónima o se gobierna en propio beneficio de la camarilla política mafiosa invocando la diosa de la soberanía popular.
Demás esta decir que esto nada tiene que ver con el sindicalismo como es entendido aquí y ahora: como una banda de burócratas gangsteriles que se dedican a extorsionar a los políticos y empresarios para obtener prebendas en propio beneficio. Eso es la consecuencia última y posiblemente inevitable del error y la indefinición ideológica de Perón, de querer establecer una Republica Orgánica manteniendo las instituciones demo liberales emergentes de la constitución de 1853.
El Nacionalismo no es mero "reformador social", los cambios que impulsa son revolucionarios y no nos preocupa decirlo, aunque los liberales y marxistas hayan distorsionado desgraciadamente el sentido del término...Partimos de la idea de que una Nación la conforman personas que tienen una comunidad de destino. Así también para tener una comunidad de destino hay que tener una comunidad de necesidades y desde lo económico es lo que el nacionalismo aspira a satisfacer, en base a la justicia social La identidad de nuestro Nacionalismo se reconoce por completo en el sistema de la economía orgánica, cuya finalidad primordial no es solamente ansiar la riqueza o las ganancia privada, sino la satisfacción de las necesidades de la Patria y su pueblo. Creemos que el trabajo es más importante que la propiedad de una cosa, que el servicio es más que el dividendo o la renta.
Creemos que la producción es lo importante y lo saludable y que la especulación especialmente mediante el dinero y la cuestión del interés es lo patológico Es la más funesta herencia del sistema económico capitalista, el que la medida del valor de todo se haga en dinero (cuando este solo sirve para medir el valor de las cosas que están en el comercio), la propiedad sin limitación alguna o la posesión. La degradación de los pueblos es la consecuencia directa del uso de esta falsa escala de valores que agrega ahora el status, la posición social o el éxito mediático o político medido también en dinero, así como la sensualidad y el goce y mero placer físico como norte y fruto del poder mal entendido y del dinero generalmente mal habido.
El Nacionalismo rompe con este privilegio (materialista) medido en plata y la liberación del trabajador argentino debe extenderse en su participación orgánica en la creación de la riqueza común que va más allá del salario con una consiguiente justa participación en la plusvalía, y fundamentalmente en el servicio a la Patria. Pero significaría un retroceso si dejásemos aquí la cuestión y no se iniciara también la necesaria revolución de las mentes, que nos libere de la mentalidad del Sistema materialista actual difundido en forma de lavado de cerebro por la cultura disolvente transmitida en cadena por los medios de comunicación, agentes del sistema mamonista.
Nosotros ponemos conscientemente el valor del servicio y del consiguiente sacrificio por encima del valor medido en dinero, A diferencia del Sistema de Dominación y su perversa escala de valoraciones ponemos el servicio a la Nación en el punto central y no los dividendos o el ganancias, no el disfrute meramente sensual, librado a nuestros propios e individualistas deseos como también lo predica el progresismo marxistoide, para el cual si no se disfruta y se hace nuestro antojo somos “reprimidos”.

Revolución Cultural

Todo eso debe iniciarse con una verdadera revolución cultural diametralmente opuesta a la cultura sistémica, la del permisivismo, la de la negación de la Patria, la de la destrucción de la familia y la ridiculización de la religión. Francamente el que cree que reírse o fustigar a la Iglesia, protestar contra la autoridad, promover el aborto o el casamiento homo, promover la disolución de las costumbres o de la familia natural, forma parte de una suerte de ideario revolucionario de cambio, están más que equivocados. Hoy la cultura dominante es esa, el status quo es ese. Los que así se creen revolucionarios son los peores conformistas y ni siquiera se dan cuenta.
Hoy junto a los políticos mas corrompidos los capitalistas más logreros, las multinacionales más negreras, los bancos más usureros, figuran en primera fila los intelectuales difusores del permisivismo, el marginalismo o progresismo que predican la putrefacción como forma de avance o de revolución social. Infinidad de ellos son financiados y promovidos por esos políticos, empresarios, multinacionales y bancos. Cuando estos hablan loas de los integrantes del panteón del semianalfabetismo (Guevara, Castro, los desaparecidos, Bonafini y ahora Kirchner) quienes les creen son carne de cañón del capitalismo global y así seguirán. La “cultura” como opio del pueblo. La cultura como un elemento más de dominación.
Nuestra revolución cultural es una vuelta a las fuentes, para decir que la Patria existe y que su libertad es posible, que el hombre solo puede desarrollarse como tal dentro de una familia. Que somos hijos de estirpe criolla, española pero también autóctona que lograra sintetizar en las artes, las letras, en la música, la pintura los elementos más ricos de ambas expresiones: la europea y la indígena. Negar esto es negar la realidad y atarse a construcciones mentales que no encajan para nada en nuestra Argentina. La Argentina criolla, donde la inmigración apuntalara una cultura del trabajo que se integró a nuestras costumbres, cultura que ahora corre peligro de morir por la irrupción de masas que viven del mendrugo y la dadiva de los políticos. No habrá Patria digna con pueblo en la indignidad de la miseria.
La revolución cultural es la del esfuerzo, la consolidación del principio de autoridad como pilar de toda comunidad organizada, la jerarquía que se basa en el merito y en el servicio a la verdad. Es la revolución del sacrificio, y del servicio. La Revolución que Dios nos pide y quiere.
Una Revolución que se basa en las columnas de siempre, una revolución que si se quiere se la puede nombrar con reminiscencias de la época de Don Juan Manuel como la Revolución de los Restauradores hecha sobre las bases inconmovibles y permanentes de Dios, Patria y Hogar.

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