Por: Guillermo Rojas
Así parece haber transcurrido el último mes de vida política de nuestra sufrida Argentina con desapariciones físicas forzadas y naturales que han desatado los vientos de las palabras y los hechos.
Siendo el sistema una mixtura de marxismo y capitalismo, ambos términos se esmeran en preservarlo a como de lugar y en medio de esa tarea insalubre se producen ciertos cortocircuitos que posibilitan nuevas jugadas o simplemente dichos cortocircuitos son inducidos o provocados.
Un muerto oportuno
El marxismo puro y duro se muerde los codos sufriendo su propia inviabilidad y la cooptación de gran parte de su ideario en beneficio del Capitalismo Global, de manera tal que se ha vuelto una pieza marginal en lo político, pero utilizable en lo cultural y simbólico.
La izquierda es un elemento de penetración del Régimen al interior de la sociedad argentina y por su mediación idealista y romántica ha convertido las órdenes y deseos más viles del Poder Mundial en nuevos derechos del hombre.
En efecto, la cultura reivindicativa de derechos tan cara a la izquierda ha servido de argucia para que se imponga el aborto y el control de la natalidad con la excusa del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo o los derechos reproductivos, el matrimonio homosexual y la perversión de la familia natural, con la excusa del derecho a la diversidad, la destrucción del poder del Estado en justicia y seguridad con el denominado garantismo penal finalmente con la temática general de los derechos humanos y de la Dictadura (la patraña de los 30.000 desaparecidos) se ha anulado nuestro aparato de defensa.
Gracias a la izquierda y al boludaje que la acompaña masivamente, nuestra ruina es un derecho inalienable
Con argumentos y excusas provistos por el bolchevismo postmo estamos indefensos, inseguros, disueltos moralmente y en adelante seremos muchos menos. Empanadas que se comen con solo abrir la boca al decir del Padre de la Patria. El Poder Mundial, exultante.
Con esta misma modalidad actuó el Sistema en referencia al asesinato de un agitador trotskista el mes pasado a manos de matones del sindicalismo peronista, utilizando mediaticamente la protesta que se desatara en base de la bobería universitaria, para desembarazarse de un personaje que le resulta repulsivo como es Moyano. No por lo corrompido que es (algo absolutamente innegable) sino por lo que en si representa el sindicalismo y las instituciones emergentes del Orden Natural, por corrompidas que estén en contacto con el demo liberalismo.
El stablishment no odia a Moyano por su gangsterismo corrupto, sino por lo bueno que ha hecho el gremialismo, no lo detesta por lo burocrática venal que sea la cúpula sindical (que de hecho lo es), sino por que in se el sindicalismo es mucho mas representativo del pueblo que los mamarrachos que se dan en llamar partidos políticos. Sino pongámonos a comparar los logros sociales del sindicalismo (aun corrompido como está) con la nada o el desastre a que nos ha llevado la partidocracia.
Pensemos en lo que se podría llegar a hacer para el pueblo con un sindicalismo honesto y rectamente entendido inserto en una república orgánica. De eso el sistema no quiere ni escuchar hablar.
En realidad al stablishment le importa un bledo la decencia, de hecho son pasajeros de ese colectivo infinidad de delincuentes políticos y comunes, asesinos, explotadores, usureros y estafadores de diferente laya, sin que a nadie se le caigan los anillos.
Las mesas redondas mediáticas con motivo del crimen, ocupadas en destruir a Moyano y a la burocracia sindical las integraban desde vulgares y conocidos agentes de la CIA hasta personajes de la ultra izquierda. Todos curtían el mismo discurso, mientras en la calle la gilada había retrocedido a la década de los 70: Se va a acabar/ se va a acabar/ la burocracia sindical
Con la muerte del agitador trotskista morían las aspiraciones moyanescas a ser el Lula Argentino y de repartir las ganancias de las empresas, cosa esta ultima que espantó al Régimen. Se lo sacaron de encima gracias al muerto aportado por los zurdos. Hasta para eso son funcionales. Desde los K a la oposición todos respiraron aliviados.
Un muerto cantado
Cualquiera que tuviera un mínimo de información confiable proveniente del mundo de la política sabia a las claras que Kirchner no duraría mucho. Cuatro infartos y un sinnúmero de otras deficiencias más el stres que lo corroían lo llevarían a la tumba de seguir llevando el tren de vida que llevaba. Así fue.
No vamos aquí a alegrarnos de su muerte, pedimos que Dios se apiade de su alma, pero tampoco vamos a dejar de decir que su presencia en el poder fue nefasta para nuestra ya castigada Patria. Nefasta por lo que hizo: terminar de entregarnos atados de pies y manos e indefensos al Poder Mundial, confundiendo a la población utilizando una retórica de izquierdas. Lo que antes mencionamos de la funcionalidad cultural y simbólica de la izquierda y de su discurso demagógico en Kirchner alcanzó su apogeo, no por la calidad de su discurso, de nivel francamente infantil, sino por la repetición que hicieran del mismo los medios de comunicación (incluidos los que hoy están en la vereda de enfrente del kirchnerismo) que se identifican en cuanto a peones del Capitalismo Global, con esa modalidad gatopardista. Bueno es decir que hoy esos medios defenestran al kirchnerismo solo y exclusivamente por que su jefe fallecido les quiso manotear la caja. En lo demás son absolutamente lo mismo ideológicamente hablando. La rapacidad del muerto no conoció límites. Era dueño de una perinola que en todas sus caras tenia la frase “Toma Todo”. En fin para que seguir. Tumba y olvido es lo mejor. No vamos a hacernos eco de de los rumores necrofilicos a que son afectos muchos.
Para esto último estuvo presente la comparsa de la política y la cultura que odiaran o amaran al muerto lo alabaron como si fuera un santo, para estos hipócritas nuestro más absoluto asco.
Tampoco nos sorprendemos por la multitud que hizo cola para ver el cajón, si bien entre esa muchedumbre paga, choripanera o morbosa había gente que creía sinceramente, mucha mas a esa hora se deslomaba trabajando por migajas, viajaba como ganado o buscaba de que ganarse la vida en el medio del páramo que es hoy nuestra Nación gracias entre otros, al muerto que se velaba.
El legado de Kirchner es una incognita, tal vez sea el caos.
Dos muertes han golpeado la realidad argentina en el último mes. La de un agitador marxista profesional (23 años de edad, 10 años en esa militancia), un muchacho confundido y la de un político decadente y corrompido. Esas muertes, como todas las muertes, nos ponen ante la presencia de nuestra propia muerte, no silvemos haciéndonos los desentendidos, ya ni los curas desde el pulpito predican sobre la muerte. Ante nuestra propia muerte, lo único que nos queda es el acto ético de obrar como corresponde, por el bien de nuestra Patria y por nuestro propio bien. Decir la verdad que tanta falta hace, no por recompensa de aquí o de ultratumba sino por que es lo debido. En definitiva, Haidegger nos dirá que el hombre es un ser para la muerte, y el Padre Castellani socraticasmente que “todos hemos de morir”.
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